Vacaciones 2024. Etapa 4: Acebedo

Posted by Tachikoma on 24 agosto, 2024 in Viajes | Short Link

Aunque hay controversia entre los que dicen que el nombre del pueblo se escribe con b o con v, no deja de ser un precioso pueblo de montaña. Aquí vive mi amigo Luis, compañero de trabajo, con su novia Teresa. Tiene media familia repartida en casas a lo largo de una misma calle del pueblo.

Llegué el viernes y lo primero que hicimos fue irnos al bar del pueblo a beber sidra. Entraba con gusto, pero al término de la segunda botella que solo nos bebiamos entre Luis y yo, la cosa se nos empezaba a subir un poco. Allí conocí a Gorka y Gema, una pareja maravillosa, encantadores y muy simpáticos. Después fuimos a comer a casa de Luis, donde Teresa nos preparó un festín a base de muslos de pollo, ensalada de tomate aliñada, gazpacho y filetes de hígado. Todo ello acompañado de buen vino tinto, por lo que al término, se impuso una buena siesta.

Por la tarde fuimos a Riaño, compramos una empanada de carrillada para la caminata del día siguiente. Después fuimos a Burón, el pueblo natal de la novia de Luis, Teresa. Estuvimos cenando en Gure Txoko, un bar en mitad del pueblo donde sirven unas hamburguesas “especiales” con jamón, queso de cabra y otras especias que resultan en un plato exquisito. Yo aún estaba con el estómago lleno, porque habíamos terminado de comer tarde, así que me llevé mi hamburguesa para comerla más tarde.

Volvimos a Acebedo y nos recogimos para el día siguiente.

No dormí muy bien. Me costó conciliar el sueño pero igualmente sonó el despertador a las 8:30, así que me levanté, me di una duchita y me atavié con la ropa de montaña que compré en Zaragoza para esta ocasión. A las 9 ya estaba en casa de Luis. Cogimos su coche y, pasado el pueblo “La uña”, nos metimos en un campo donde dejamos el coche e iniciamos la ruta a la Ventaniella.

La ruta se presentaba agradable y con el solecito no pasamos frío, pero las pendientes empinadas no tardaron en aparecer. Llegué resoplando a la cima donde, muy ingenuo yo, pensaba que habíamos llegado al final. ¡Estábamos a mitad del recorrido! Se inició un descenso como se suele denominar “rompe piernas”, por una antigua calzada romana de la que no quedaba ni el recuerdo. Finalmente, llegamos a la ermita de la Virgen de la Ventaniella, donde había un bar y pudimos sentarnos en el prado a comer y reponer fuerzas. Un plato típico son las jijas, que entraban de maravilla.

Nos quedamos ahí parados hasta que el cierzo se apoderó de la zona y, ya con el cielo encapotado y la visibilidad reducida, iniciamos el camino de regreso. Volver a subir todo ese camino de vuelta, fue una odisea para mí, que no estoy acostumbrado. Al final llegamos donde los coches y de vuelta a Acebedo, donde lo primero que hice fue darme una ducha con agua bien calentica.

A las seis de la tarde bajamos de nuevo a Burón donde, al igual que la noche anterior, había un concierto de jazz que amenizaba a los transeúntes. El cierzo nos acompañó y fue necesario el uso de ropa de abrigo. Pude contemplar las ruinas del pueblo antiguo, que quedó anegado por la construcción de una presa pero en verano baja el nivel del agua. Volvimos al bar Gure Txoko y estuvimos tomando café y algún vinito. El día no daba para mucho más. Queda el anhelo de volver a la casa rural por un merecido descanso.

La Ventaniella

0 votes

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Copyright © 2015-2025 Tachikoma Blog All rights reserved.
This site is using the Shades theme, v2.4.1, from BuyNowShop.com.